UN CESE NECESARIO

Tras las últimas maniobras realizadas por el Obispo de Lérida en el asunto de los Bienes, Aragón debe plantarse ya. La moderación y la buena educación han predominado en la postura aragonesa en torno a los Bienes del Aragón Oriental. Pero la paciencia de los aragoneses, tiene un límite. El hecho de que el Obispado de Lérida acuda al tribunal de La Rota es un claro ejemplo de desobediencia hacia el Vaticano, en un intento desesperado por seguir poniendo chinitas a la más que irrevocable vuelta de los Bienes. La vuelta de los Bienes a nuestra Comunidad es un hecho que más tarde o más temprano veremos, muy a pesar del presidente de la Diputación de Lérida y del Obispo de dicha ciudad. Estas maniobras, no servirán de nada.

Pero Aragón comienza a perder la paciencia en este asunto. De hecho, el PAR, de la mano del portavoz del PAR en las Cortes de Aragón Javier Allué, ha exigido "la máxima firmeza e implicación al Gobierno central de Zapatero para que se materialice la devolución" . En esta misma línea, el PAR también ha afirmado que  "el Gobierno central debe implicarse en la devolución de las obras eclesiásticas con la misma intensidad que lo hizo con los “papeles de Salamanca” y por otro lado, Ciuraneta debería ser cesado ya que desobedece las órdenes vaticanas  y provoca, además, enfrentamientos entre dos territorios vecinos”.

Ya es hora de actuar. Hemos intentado dialogar, hemos tenido paciencia, pero todo tiene un limite. Por ello, la petición de cesar al Obispo de Lérida está totalmente justificada. No puede ser que un Obispo desobedezca de esta manera las decisiones vaticanas, dando muestras a la ciudadanía de su apego a unos bienes materiales, algo que en ningún caso debería hacer. Desde Aragón no podemos tener otra postura que la firmeza. Firmeza para exigir la vuelta de los Bienes. Firmeza ante las autoridades eclesiásticas y políticas leridanas. Y es que, se pongan como se pongan, las piezas de arte son aragonesas, y al final, aquí acabarán. Y el Obispo de Lérida, deberá afrontar a no mucho tardar sus responsabilidades en este asunto por su oposición a la devolución de los Bienes y por desobedecer claramente  las decisiones vaticanas.  Esa desobediciencia a las autoridades eclesiásticas no puede quedar impune.