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ERRADICAR LA VIOLENCIA DE GÉNERO.

ERRADICAR LA VIOLENCIA DE GÉNERO.

Artículo de María Herrero, Diputada en las Cortes de Aragón. 

Hemos acabado el período de sesiones parlamentarias de esta legislatura en las Cortes de Aragón con la aprobación de la Ley de Prevención y Protección Integral de las Mujeres Víctimas de Violencia en Aragón. Una ley impulsada por el Partido Aragonés que constituye otra muestra del compromiso de mi partido con las políticas sociales y las personas que sufren situaciones injustas e intolerables.

Se nos llena la boca hablando de la sociedad de la que formamos parte, democrática, de progreso, plural, moderna, tolerante… Y aunque así es, ciertamente, no podemos ni debemos obviar los “agujeros negros” que también tenemos y que viven y conviven día a día en este entorno aparentemente idílico (en comparación con muchas otras sociedades menos desarrolladas que la nuestra). Resulta inmoral, escandaloso e intolerable el tratamiento que todavía sufren muchas mujeres que por el solo hecho de haber nacido hembras son agredidas física o psicológicamente por sus parejas, ex-parejas, e incluso en otros ámbitos cotidianos. Esa realidad hacía absolutamente imprescindible la reciente ley que pretende la prevención y erradicación de la violencia y la atención y protección de las mujeres víctimas en Aragón. La norma que define las situaciones de violencia doméstica, laboral o docente y social, contempla las formas de conducta en las que ésta se manifiesta: malos tratos físicos, psicológicos o sexuales, mutilación genital femenina, agresiones y abusos sexuales a niñas o adolescentes, tráfico o utilización de la mujer con fines de explotación sexual, acoso sexual, maltrato económico y violencia contra los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. Incluye medidas, actuaciones, servicios, centros y recursos que desde las administraciones se ofrecen para prevenir los casos violentos y sensibilizar a la sociedad acerca de esta deplorable realidad, así como para informar y asesorar, atender y proteger a todas aquellas mujeres que rompen el silencio de su humillación. Muchas de ellas tienen hijos que, evidentemente, también son atendidos y protegidos por esta ley.

Impulsados o coordinados por el Instituto Aragonés de la Mujer (responsabilidad de gobierno ostentada por el PAR), existen servicios en todo el territorio de asesoramiento y asistencia psicológica, jurídica y social, casas de acogida, dispositivo de telealarma, un teléfono gratuito y servicio de guardia las 24h, un centro de emergencia, pisos tutelados, prestaciones económicas, facilidades para el acceso a la vivienda y al empleo, puntos de encuentro, servicio de mediación familiar y servicio de atención psicológica destinado a hombres con problemas de control de conducta. Todo ello constituye una puerta abierta a la esperanza de muchas vidas femeninas truncadas.

Consciente de la realidad y de la conveniencia y necesidad de la ley aprobada, entiendo que, además, todos tenemos un papel que cumplir encaminado hacia un único objetivo: acabar con esa lacra social que supone la superioridad ficticia de aquellos varones que no entienden la equidad pero son conocedores ejercitados en desprecios y abusos.

Así las cosas, defiendo la igualdad real entre todas las personas y denuncio cualquier tipo de conducta que atente contra el respeto a la diferencia y el derecho a ser tratados por lo que somos, por lo que hacemos, por lo que pensamos y por nuestra capacidad, que nada tiene que ver con nuestra condición de ser hombres o mujeres. Todos somos iguales, desde la diferencia. Por eso, nadie debería tener que pronunciar nunca frases tan significativas y escalofriantes como las que apunto: “Si me quieres, no me grites, no me insultes, no me pegues, no me violes, no me mates. Si me quieres, quiéreme”.
“Si me respetas, no me humilles, no me acoses, no me subestimes, no me agredas, no me amenaces. Si me respetas, respétame.”

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