CATALUNYA NO ES EL CENTRO DEL MUNDO.

Llevamos meses oyendo hablar del Tripartito, de Montilla, de Mas, de Carod Rovira. Meses en los que estamos atragantados de escuchar en noticiarios y tertulias la palabra Estatut. Atragantados de leer páginas y más páginas de noticias y editoriales. Y con los resultados de las recientes elecciones catalanas, la situación no va a cambiar demasiado.

Cataluña. o Catalunya, que más da, no es el epicentro del mundo. Parace que lo que allí se cuece es una cuestión de vida o muerte para el resto de los ciudadanos que vivimos a lo largo y ancho del Estado. Es como si el nuevo president de la Generalitat fuese a decidir sobre nuestros destinos, da igual que vivas en Canfranc que en Motril. Cataluña es una Comunidad Autónoma, o un país para muchos, sin más, ni más ni menos importante que Aragón o Comunidad Valenciana. Cierto que tiene una importante contribución al PIB español, cierto que sus seis millones de habitantes pueden influir de una forma decisiva en la política estatal. Pero ya está. No hay que darles más importancia de lo que realmente merecen. A nosotros, como aragoneses, nos debe importar quien va a ser el proximo presidente de mi Comunidad Autónoma, cuando se concluirá la Autovía Mudéjar, o cuando lograremos reabrir el Canfranc. Lo que pase en nuestra Comunidad vecina, debería darnos un poco igual, más allá del mero interés informativo. A fin y al cabo, en asuntos como la Corona de Aragón o los Bienes del Aragón Oriental, está visto que nos da igual que gobierne CIU que el PSC, ERC e ICV. El resultado es idéntico para nuestros intereses.

La excesiva "catalanización" de la política estatal no conviene a nadie. Ni a ellos, por que son objetivo y blanco de críticas del Partido Popula y de una parte de la sociedad, ni a nosotros. Con esa  mediatización de la política catalana, parece que no existe nada más. Hubo un tiempo en el que la política vasca era el epicentro de la noticia. Hoy, el epicentro de la política española es la política catalana. Mal camino llevamos si no ponemos cada cosa en su sitio y le damos la importancia que merece cada asunto.